Esta receta de huevos cocidos es de origen judío y muy antigua. Su larga y parsimoniosa cocción tiene que ver con la preparación de la comida de celebración del shabat, donde estos huevos se sirven como aperitivo, o acompañamiento de carnes y pescados. En la preparación, la clara adquirirá un precioso color tostado y la yema se volverá cremosa. Una auténtica delicia.
Ingredientes:
- Huevos frescos.
- Pieles secas de cebollas doradas o rubias.
- 6-8 cucharadas de aceite.
- Agua fría.
- Sal
Elaboración tradicional.
Ponemos los huevos en una cacerola alta, con la piel exterior de 5 o 6 cebollas grandes y la sal. Los cubrimos con agua fría abundante, ponemos el aceite (que deberá formar una finísima película en la superficie que evitará la rápida evaporación del agua) y lo dejamos cocer a fuego lentísimo durante 6-8 horas, vigilando que no se consuma el agua. Dejamos enfriar y a comer.
Elaboración rápida:
Ponemos los huevos, la piel de las cebollas y la sal en una olla exprés o rápida al fuego. Cuando la válvula indique que ha llegado a su máxima presión, bajamos el fuego al mínimo y cocemos una hora u hora y media (depende del grado de color tostado que queramos muestras claras). Listo.
Opciones:
Hay quien para que quede la clara más tostada añade al agua de cocer una cucharada de café, pero tienen un ligero gusto al café.
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